El Derecho a Queja

Durante los pasados meses he escuchado/leído a mucha gente diciendo que en Puerto Rico no hay por qué quejarse. Incluso hasta Daniela Droz publicó una columna en El Nuevo Día titulada: “De qué te Quejas?”, como diciéndole a la gente que somos muy bendecidos… Esa famosa frase de “somos bendecidos” que nos ha tenido en un limbo existencial durante décadas. No estamos al cien, pero estamos mejor que muchos/as así que no puedo quejarme porque es ofensivo. Como si los burgueses dijeran: “Voy a dejar de ser tan feliz porque hay gente menos alegre que yo y eso es una falta de respeto hacia ellos”. Nada que ver.

Por supuesto que hay que ser agradecido. Por supuesto que hay que ser positivo, pero de ninguna manera se puede ser conforme. En un contexto socio-político dicen que somos bendecidos porque vivimos en una democracia y la gente cree tener libertades… ¿En qué democracia existe una Junta dando órdenes sobre qué hacer con el dinero del país? ¿En qué democracia llevan a juicio a 7 estudiantes que interrumpen una reunión dónde se discute el futuro de su universidad a espaldas del estudiantado?

¿Realmente somos bendecidos? Imponen una reducción de Jornada Laboral y el pueblo responde: “Puej… Al menos no me despidieron.” ¿¡QUÉ!? Indígnese y vire el país entero. ¿Qué tipo de bendición es esa?

El derecho a queja es fundamental porque es un espacio de crítica y de (re)pensamiento. Un pueblo que no se queja es un pueblo dormido… Y ya ustedes saben lo que pasa con los inmóviles. El derecho a queja es importante porque le dejas saber a los demás que algo anda mal. No hay que romantizar nada. Hay que quejarse y molestarse. Sí. Muchas gracias porque tengo una educación de calidad, pero mi vecino es pobre y no tiene cómo pagar una, pues me quejo junto a él.

“Puerto Rico está bien comparado con otros países”. ¿¡Y!? ¿No nos podemos estar mejor? ¿No me puedo quejar? ¿Por qué? Podemos estar mejor y saltar del “somos bendecidos” a “Gracias por lo que tengo pero merecemos más”. Porque la bendición esa de la que ustedes hablan no llega a el Caño Martín Peña, ni a Peñuelas que viven intoxicados y no es de bendiciones. Sobretodo la bendición no le llegó a los familiares que perdieron todo gracias a Irma y María. ¿Qué es lo próximo que dirán? “Mira, al menos tienes vida”, váyanse al car*jo.

El derecho a queja es justo y necesario. Empiece a ejercerlo.

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